domingo, julio 31, 2005

Antes de seguir

La cimitarra segadora de la vida no se para a nuestro clamor. El mundo hierve en sangre derramada por decenas de miles de hombres sin rostro, sin solución de recibir un homenaje audiovisual. La vida se nos va de las manos como se nos escapa de ellas la arena del mar, evaporándose pese al esfuerzo de nuestros sentidos. El mar es el mejor ejemplo para entender el comportamiento humano ante la inmensidad de la nada. La soledad. De una ola a otra onda. El mar, al que nos entregamos latido a latido con la certeza de vivir el tiempo sin saber adónde. Una difícil templanza en la quietud del pensamiento, en la concentración de los sentidos. Si las imágenes pudiéramos contemplarlas frame to frame y con el off del sonido pulsado, en una gran pantalla como un gran aleph sin que necesitásemos de que nos mostraran lo que no vemos, tal vez el mundo cambiaría. Creo que emplearíamos un nuevo lenguaje, el llano, el de la gente. Lenguaje fetén. Nuestros antepasados nos han legado un mensaje que hemos perdido. Ayer volví a tener fe de ello. En uno de los debates que mantuvimos en una comida hedonista, celebrada en casa de Rosa, pensé que la multiculturalidad no la exportaron los escritores, ni los pintores, ni los arquitectos, ni los escultores, ni los actores, ni los poetas... lo hicieron nuestros antepasados con su arraigo, con su especialización en el conocimiento de las pequeñas cosas. Hoy somos más bien aprendices de todo, maestros de nada. Dos, tres palabras bastaban para que enseguida tuviéramos una definición, un gran titular de lo que nos querían decir o de lo que queríamos saber. Este post que parece no lleva a ninguna conclusión quiere proponer un blog en el que entre todos fuésemos recuperando las expresiones propias destinadas emblematizar el lenguaje. La red como siempre es el eje, la correa de transmisión. Propongo un primera cita, pertenece al copyleft de Moeh: “Te lo juro que te lo vas a tomar” Según él esta es una frase que se dice en el norte de Marruecos. Se usa para obligar a que alguien haga algo. Que cual es el antídoto a esta frase, espero que lo diga alguien en algún post.

sábado, julio 30, 2005

El periodismo de trinchera

Ángela Rodicio acaba de publicar un libro, que puede parecer vengativo, de ajuste de cuentas. En el periodismo las técnicas del cuchillo en la espalda proliferan en contra de lo que debería ser un mundo de pelea por la noticia y de honor fuera del foco informativo. La deslealtad y las insidias son como un gran primer plano, como un titular a cinco columnas, como un flash informativo. Las cuitas que salpican las apenas algo más de 300 páginas no impiden ver el horizonte de una periodista aguerrida y audaz. Entre los mutilados en el libro están un cámara muy famoso –apodado en el texto Mastuerzo– y un reportero de guerra que fue, que luego presentó un telediario y que ahora es escritor de mucho éxito cuya última obra es de una famosa batalla en la que una armada perdió el apelativo de invencible: Turi, Turí... Otros que también descarrilan son un tal U.R.D.A.C.I, su séquito, antiguos comunistas afiliados a la cadena del odio, un director con mucho mundo y la mayoría de la plana ejecutiva del PP en tiempos de gobierno. A mí el periodismo me ha parecido para la gente con cierto carácter rebelde que le impulsa ir hacia delante, no sin faltarle unas gotitas de talento e inteligencia. La Rodicio en este libro muda de piel, tal y como ella dice, mostrando a un lado el rostro más venal y al otro el reflexivo a través de la información. Lo que más me interesa son las vivencias contadas de la guerra de los Balcanes, segunda Intifada y guerra de Irak. Como libro de contexto para comprender la actual situación geopolítica y geoestratégica creo que es muy ilustrativo. Pero los episodios de censura, conspiración y mooving que relata la autora ponen en la palestra el enorme poder de decisión que tienen los acólitos a la causa sionista. Pura vergüenza. Es cierto que a los amantes de la buena prosa les va a impactar la mala sintaxis y, en algunos casos, los fallos ortográficos. No entiendo por qué la editorial –que por cierto no da fe por ninguna parte en su web de que el libro ha sido editado por Plaza & Janes- no ha mostrado mayor cuidado en las correcciones.En mis pocos días de asueto vacacional he aprendido con la lectura de este libro a amar un poquito más a la profesión de periodista y a respetar a los profesionales que son capaces de hasta sacrificar su vida por informar.

viernes, julio 29, 2005

Jotapé ya tiene alguien que le escriba

El director de un diario madrileño (así es como señala hoy el editorial de El Mundo El País), editado por la sociedad Unedisa, recibió ayer un requerimiento judicial para que el citado medio devuelva los documentos que “tenga en su poder del sumario del 11-M”. Esta decisión ha sido tomada después de que ayer jueves el diario de Jotapé difundiera información relevante de una testigo protegida. Las hordas del odio se han puesto manos a la obra para orquestar este movimiento haciendo una interpretación propagandística. Radio odio (una definición cuyo copyleft es de David) ha puesto a plena disposición del aspirante a lo que quiso ser y no fue la opinión del pueblo. Una decisión al más puro estilo imperator, amo del mundo. No creo que esta decisión dañe el derecho a la libertad de expresión. La prensa libre no está en juego, porque el juego es sucio. Menos aún comparto la nota de la Asociación de la Prensa de Madrid que critica la decisión del juez. Y digo bien porque aunque se empeñan en responsabilizar a la fiscal instructora del caso, cuyo jefe jerárquico es el Fiscal General del Estado, no depende de ella el que se acepten sus peticiones, sino al juez, que las considera o no. La libertad de información la define a la perfección el catedrático Marc Carrillo a propósito del caso Plame. Es un texto largo del que salen múltiples referencias a la protección de las fuentes y, por tanto, al secreto profesional. Por supuesto que El Mundo no va a devolver los papeles solicitados por el juez del Olmo porque delataría a sus fuentes y en su derecho está amparándose en el secreto profesional. Pero el secreto profesional no tiene que ver con la ética del periodista y menos aún con la del director, que debe garantizar por el bien de su periódico el servicio que ofrece a sus lectores. Jotapé cree que se trata de otro Watergate. Muy lejos queda este paralelismo. En esta situación nadie dice negar unos papeles sino que éstos son solicitados al periódico. El propio periódico reconoce implícitamente, en un editorial presumiblemente supervisado por los servicios jurídicos, que la fuente ha vulnerado el secreto sumarial al filtrar una información que solo está siendo facilitada a los abogados de los acusados en la instrucción del caso: “...el levantamiento del sumario se realiza para que las partes puedan disponer de la información sobre las actuaciones judiciales, pero que esa información no se puede trasladar al público ni a personas ajenas a la causa”. La ética colisiona aquí muy gravemente con la información hasta rozar con el delito. En un medio de comunicación no vale todo. Esto nos llevaría a la teoría, entre otras muchas, de un afamado y adinerado periodista que tildaba sus programas con la siguiente cita: “El rumor es la antesala de la noticia”. Hete, aquí tenemos a Jotapé, al estilo del rey Boabdil, último rey nazarí que después de haber firmado las Capitulaciones con los Reyes Católicos dirigió por última vez la vista a Granada y lloró por la pérdida de su querida ciudad. Su madre –bien podría ser en este caso Ana Botella- le dijo: "Llora, llora como mujer lo que no supiste defender como un hombre". Este hombre no ha sabido asumir su error porque la prepotencia le corroe. Un tío, director de un periódico, jamás, en la historia del periodismo -digo jamás y español sin temor a equivocarme- osó ser el centro de toda la actualidad. “No dejes que la realidad te estropee una buena noticia”, eso pensaría nuestro hombre cuando le llegó la información.Jotapé es un tipo que hoy ha vuelto a conseguir ser la vedette. Esta mañana me recordaba a la clásica plañidera de hoy en los reality a la que se le caen las lágrimas, se le corre el rimel y se suena la nariz con un pañuelo liso haciendo efecto trompeta hasta saturar el micro de corbata. Este verano tenemos el puzzle de Dani Pedrosa con El País, el croissant al estilo hambre cero de La Razón y el moquete de pavo de nuestro Jotapé. Quién da más.

jueves, julio 28, 2005

La palabra en tiempo de guerra

Estamos en la sociedad de los espejos. Todo depende del espejo en el que te mires. La modulación de la forma en este caso no nos lleva al fondo sino a la superficie.

Vivimos en la estratosfera de la realidad. Por eso no es de extrañar tantas cosas que en otro momento hubiésemos tomado como el estrambote lanzado por un puñado de necios. Pero de eso, nada.

Viene a cuento este texto de la detención ayer de uno de los cuatro sospechosos de atentar el 21J en el metro de Londres. Dice la información de El País.es respecto a la detención del ciudadano somalí lo siguiente: Durante la operación la policía detectó un paquete sospechoso, lo que obligó a evacuar el vecindario. La policía no empleó armas de fuego sino una pistola Taser que emite descargas paralizantes. El tipo quedó paralizado por unas pistolas, prohibidas en algunos estados, pero que como alternativa a siete tiros en la cabeza y uno en el hombro viene a poner más aún de relieve el comportamiento de la policía británica.

Habría que preguntarse lo siguiente: primero, por qué ha cambiado tanto el modus operandi; segundo a quien corresponde ese cambio y por qué se ha producido; tercero, es por que piensan equivocada la estrategia de aniquilamiento al pichón al más puro estilo caudillista lo que nos pondría en el siguiente silogismo: pensamos lo que decimos, no decimos lo que pensamos; cuarto, todo este giro se debe a que el ministro del Interior está de vacaciones lo que le responsabilizaría políticamente. La letanía armada perfectamente por Blair en la rueda de prensa de ayer indica en mi opinión evadir su responsabilidad, volcarla políticamente con un maravilloso giro subrepticio en su compañero de gobierno alejando cualquier pensamiento que pudiera acusarle a él de esa toma de decisiones. Otro punto muy relevante es que ningún miembro del gobierno británico ha osado echarle la culpa a la policía, al más puro estilo Acebes Paniagua, porque saben que con eso no se juega, ni siquiera para salvar el pellejo.

La palabra en tiempos difíciles vira de retruécano en circunloquio, el lenguaje permite a veces sostenerse en el alambre, pero ocurre que nos podemos caer a sabiendas que en el suelo puede o no haber red; eso [que abajo encontremos desplegada una red] depende de la sociedad y de los medios de comunicación.

Donald Rumsfeld ha escrito un artículo, imaginativamente titulado La guerra de las palabras, publicado hoy en Abc. No entiendo como le han metido ese gol al secretario de Defensa de EE UU. La mala traducción no oculta ideas primitivas. ¿Los neocom haciendo política de Barrio Sésamo? No lo creo. Quisiera saber qué pariente americano de Florentino, posiblemente con apellidos orientales, le ha escrito semejantes estupideces:

Mientras Estados Unidos se adapta a esta nueva Era de la Información, sugiero las siguientes ideas como parte del debate. Primero, los funcionarios del Gobierno deberán comunicarse con claridad y frecuencia. Cuando se descubre que un funcionario gubernamental ha publicado información que no es del todo correcta o completa -aunque haya sido de buena fe-, eso juega a favor de nuestros enemigos, que aprovechan cualquier error para intentar perjudicar al sistema estadounidense. Segundo, debe instaurarse una cultura sana de la comunicación y la transparencia entre el Gobierno y los ciudadanos. Debido a las omnipresentes fuentes de información y acceso, se acaba sabiendo casi todo (ya sea controvertido o no), pero servirá de poco que se sepa cuando sea poco sistemático o a través de extractos muy selectivos, a diferencia de si se presenta pronto, completo y en un contexto apropiado. Sin embargo, esta apertura no elude la necesidad de proteger el secretismo de la información confidencial que, en caso de revelarse, podría perjudicar a la seguridad de EE.UU. Aunque siempre he creído que por norma general se clasifica demasiado material en el Gobierno federal, una actitud cada vez más caballeresca hacia la información delicada en diversos ámbitos también puede someter la vida de nuestras tropas a un riesgo cada vez mayor.

Por último, los funcionarios gubernamentales deben encontrar nuevas y mejores formas de transmitir la misión de Estados Unidos en el extranjero. Esto implicará adoptar nuevos modos de atraer a la gente de todo el mundo, como hicieron el Servicio de Información de EE.UU. y Radio Libre Europa durante la Guerra Fría. Deberán encontrar vías para utilizar las capacidades ofrecidas por la Era de la Información para responder a las imágenes y mentiras tóxicas que asuelan EE.UU., y de informar mejor al mundo sobre las iniciativas de nuestro país. No me cabe duda de que la gente libre y bien informada puede realizar y realizará una criba del creciente volumen de información, y con el tiempo desarrollará una idea equilibrada de nuestro gobierno, nuestro ejército y nuestros valores y principios. El sistema estadounidense de apertura funciona, y sé que nuestro país acabará beneficiándose, como siempre ha ocurrido, de estar del lado de la libertad.

No os aparece en el encéfalo después de leer este extracto la palabra secta. Estamos en guerra: ¿eso es lo que ha querido decir el señor Rumsfeld? creo que no solo ha querido decir eso, la cobertura de un lenguaje apocalíptico, rudo e instrumental, tiene el color del pensamiento único, de la patria única.

miércoles, julio 27, 2005

El maquillaje de Tony Blair (bis)

Suele ocurrir que en los períodos de mayor tensión política y social saltan noticias que nos permiten contextualizar esos hechos y, por qué no, establecer una relación irónica de las cosas. Anoche, en una velada deliciosa que compartimos algunos cibersocios, ciberinvitados o, simplemente, amigos (Imane, Cristina, Mary, Rosa, David, Moeh y Juan Luis) que deseaban compartir una buena charla, disfrutamos con fruición al albur de un apetitoso menú chino. Las buenas conversaciones dependen del contenido y de quienes forman esa red. Las baterías de ideas y planteamientos penetran más allá de lo esperable si la audacia intelectual de los individuos se bate en duelo con los analistas de lo cotidiano. Ese ruido de las espadas incisivas es lo que convierte en decisivo cada tiempo que vivimos. Por esto resulta fundamental proseguir la labor del buen diseccionador del cirujano, que tan bien llevaba como símil Pío Baroja en alguna de sus novelas. Es una de las cosas que nos queda. La verosimilitud con que se elaboran algunas teorías nos obliga a exprimir el lenguaje, gradarlo como hacemos estos días con los aparatos de aire en función del calor. Quien sí parece que aplica este modelo es el presidente Tony Blair, del que acabamos de saber que se gastó 1.800 libras esterlinas en maquillaje en los últimos seis años. La información ha sido posible merced a una pregunta de Lord Hanningfield, del Partido Conservador. Esto me hace pensar muchas cosas, entre otras la de aquel señor alcalde del PP en León que gastó miles de pesetas en gomina a cuenta de las arcas municipales. Pero lo más curioso de la historia del maquillaje es que Blair se ha empolvado más que nunca en estos dos últimos años, período en el que ha gastado 791,20 libras esterlinas. Tengo la impresión que eso mismo le sucedió al ahora profe Aznar. Recordáis aquellas dos entrevistas míticas, una en Antena 3 TV y la otra en Te Uve E, hechas por Ernesto Sáez de Buruaga, ahora consejero de una empresa encargada de llevar la puesta en antena en septiembre de una tele autonómica en Murcia, y por el guardián de la doctrina para la fe Alfredo Urdaci, a propósito de los preparativos de la Guerra de Irak. Nuestro hombre, el que era: el que iba a ser nuestro Octavio Augusto de la Hispania liberada del opresor y todopoderoso sectarismo (la pesadilla filípica), le dijo a Ernesto, mirando a la cámara, con gesto, dijeron que seguro (de firmeza) -yo creo que puso la cara de acomplejado y de rencoroso de siempre pero esta vez muy sobreactuada: Créanme, hay armas de destrucción masiva. Esa noche Aznar estaba naranja gracias a la multicapa de maquillaje, la misma que le dieron al sarcófago de don Manuel, el gallego, y la que viene luciendo Blair. Lo que recubre algo pretende ocultar la realidad, de las cosas, por ejemplo. En Reino Unido la excusa del horror de los atentados del 7J y del 21J ha dado licencia arbitraria para abrir la caja de pandora en Europa. Las libertades y los derechos en un sistema, presuntamente garantista, están siendo cercenadas por un manto de decisiones políticas que pretenden oscurecer el horizonte de los ciudadanos. El asesinato de un ciudadano con nacionalidad brasileña y permiso de residencia en regla ha evidenciado la falta de asunción política. Creo que es la evidencia clara de que el terrorismo de estado no murió con la caída del muro de Berlín, sino que fue un punto y seguido en Europa, un compás de espera que rebrotó como pétalo en primavera en la Guerra de los Balcanes. La persecución despiadada, al más puro estilo de las mafias, no es propio de la policía de un país democratizado, es un método empleado en dictaduras. La ejecución a Jean Charles de Menezes fue al más puro estilo de las novelas de Chandler. Primero se le espera a que salga de casa, se le sigue, dejándose notar hasta que pierda los nervios y emprenda la huida, momento en el que no habrá escapatoria. ¿Alguien había caído que con el PP en la comandancia de este país podría haber pasado tres cuartos de lo mismo? ¿Le habría entrado a Acebes una crisis nerviosa como le sucedió uno de los días al en ese tiempo ministro del Interior? ¿Habría ido a auxiliarle el vocero Zaplana? Más maquillaje, esto es la guerra. Si levantara la cabeza Groucho Marx volvería a repetir lo que reza su epitafio: “Perdone que no me levante”.

viernes, julio 15, 2005

Los mejor pagados

Alguien recuerda aquella información, filtrada desde la parte más alta del organigrama que compone la CIA, de que se iba a estimular a los periodistas condescendientes con la Administración Bush. Sin duda que era una medida encaminada a, según esas mismas fuentes, mejorar la imagen de EE UU y disminuir el sentimiento antiamericano latente en el mundo. Sin embargo, las cosas no son como muchos dicen, ni tan siquiera como parecen, sino que se corresponden con la realidad de los hechos. El tiempo informativo vivido en estos últimos cuatro años ha sido tan frenético y veloz que aún no tenemos la dimensión cercana a los cambios acaecidos en este período. Creo que el papel de los medios está traspasando el alambre que separa lo exclusivamente informativo de lo demás. Te das cuenta mucho más claro cuando suceden actos tan oprobiosos y dramáticos como un atentado. Creo también que los atentados del 11S fueron tan brutales que ni tan siquiera a las mentes más urdidoras y maquiavélicas de la Casa Blanca les dio tiempo a definir cómo había que tratar ese hecho de tan gran impacto. Pese a que desde aquel día fueron dándose más atentados y barbaries, Occidente (forma banal que nos posiciona en lo más alto, por encima del resto, que son Oriente y el Tercer Mundo) se preparó poco y mal. Un gran ejemplo fue que los atentados del 11M en Madrid sobrepasaron durante unas horas a lo que se esperaba como plan de emergencia ante un impacto así. Ni el propio Gobierno supo horas después del atentado modular su discurso, pactar de manera meliflua con el resto de fuerzas con representación en el parlamento, asegurándose la condescendencia infinita. El gran espectáculo de los torpes se consumaba minuto a minuto, comparecencia a comparecencia. Un año y cuatro meses después hemos visto que los ingleses sí que estaban preparados. Esto es algo que hemos visto en estos días, desde el apagón en la red de metro de Londres (una hora después se supo que no era así sino que eran bombas las que habían obligado a cerrar el suburbano) hasta ahora, con el número de muertes; hoy son 54, como si estos fuera una prueba del Grand Prix consistente en meter unos horribles peces de plástico en un recipiente. ¿Cuánto tiempo más necesitan para mitigar el dolor de todas esa familias que llevan 8 días esperando a que les digan algo? ¿Acaso no es tan importante la identificación de sus muertos para esas familias como lo pueda ser para la opinión pública la solución del caso y la búsqueda de culpables? Los ingleses han sabido hacer, tejer esa tela de araña para que los datos pudieran ser amasados, en primer lugar por los servicios de inteligencia y el Gobierno Blair y en segunda instancia para que luego dejar en manos de la policía el peso de la púrpura. Ese es una de los cambios sustantivos respecto a España. La impresión ofrecida al ver al Jefe de Scotland Yard dar explicaciones a los medios es muy clara: politización, en apariencia, mínima. Solución, gobierno poco desgastado y con un gran margen de actuación ante la clase política, ante los medios y ante la opinión pública. Otro de los cambios observados es el de la prensa. En líneas generales ha habido un margen de respeto, ese lado contaminante para la sociedad tratando de esconder a los muertos; eso mismo sucedía en España hace ya muchos años. Los muertos se enterraban en el anonimato porque se moría sin que nadie supiera que los había asesinado. Esa lección de tragar saliva, bajar la cabeza y esconder el rencor en las próximas represalias a tomar ante los posibles asesinos es propio del triángulo EE UU-Reino Unido-Israel. Trágico error, las imágenes están para aplastar moralmente no a los asesinos sino a los que tuvieran alguna ilusión de apoyarles. La rotundidad de las palabras no implican que sean las más altisonantes, sino que han de ser las más sensatas; las palabras más inteligentes son las que nunca responden con la misma moneda a los violentos; son las que determinen con contundencia la solidaridad y la ampliación de lazos entre unos pueblos y otros. Las tragedias en este mundo peregrino deben ser la excusa para articular un mundo mejor. Por eso los mensajes sí que importan y la otra tragedia es confundir las imposibles a favor de los intereses personales. Los medios de comunicación han sufrido en los últimos años como he dicho antes un cambio brutal. Las politizadas páginas han abierto los ojos a los hombres de decisión. Llevamos unos cuantos años viendo como cuando a una persona de relevancia le interesa enviar un mensaje se apoya en el medio, a sabiendas de que interesa. En España la frontera la marcó el diario El Mundo. La credibilidad de los medios ha envejecido en poco tiempo. El juego interesado con las palabras hacen que los medios desprendan hoy un tufo apestoso. El diario El Mundo parece que ha puesto en marcha la picadora, con múltiples objetivos, su fin, mejor escrito, el fin de su director es derrotar al presente gobierno. En ese proceso febril de bombardear día a día están cometiendo un profundo error. A sabiendas de lo que hacen, ayer la edición impresa titulaba así: “Europa adopta medidas de emergencia para defenderse del islamismo radical” Me recuerda a esos eufemismos como “Movimiento Vasco de Liberación” que luego han sido corregidos por personas como Ángel Acebes, que sin rubor dijo lo contrario en el programa de Tele 5 La Mirada Crítica. Eso de focalizar fobias es la disciplina preferida por el director de ese diario, cuyo fabuloso anhelo es imitar a quien despedaza en cuanto puede, a Jesús de Polanco. Por eso y a propósito de la nueva Ley de Televisión Digital y Terrestre se despachó en un panfleto editorial, llegando a amenazar de muerte política, cierto es que en tono retórico, al Presidente del Gobierno. Días después, como ya tenemos un canal adecuado, digital, pero canal,, te vigilo, pero yo no he sido el de las amenazas. Es ese el modelo de periodismo y el ejemplo para vender pedagogía, servicio público y control honesto a las instituciones a favor de los ciudadanos, lo dudo.

miércoles, julio 13, 2005

Una aguja en un pajar

Charles Clarke, máximo responsable del Interior de Reino Unido concluyó así una declaración pronunciada el 8 de julio ante la prensa: encontrar a los responsables de los atentados “es como encontrar una aguja en un pajar”. David de Ugarte lo simplificaba así, tan fácil: " Cuando uno lo piensa, es un milagro que no suframos más ataques. La pereza de las bases locales de simpatizantes del enemigo, que son parte de nuestra ciudad, de nuestra gente, su pasividad de jóvenes periféricos urbanos, son el principal dique a día de hoy. ¿Lo reforzamos?" Los hechos son machacones. Y no nos damos cuenta. Creo que los ingleses han sido los que mejor analizaron las razones. En las razones y en las causas creo coincidir en algunos aspectos con la que hizo el Presidente del Gobierno. Zapatero dice que las injusticias fomentan el terrorismo. Estamos, pues, en un momento decisivo. Puede que el diálogo entre civilizaciones sea la salida adelante, Juan Luis Cebrián reflexionaba certeramente en este sentido. Lo hacía en concreto en la parte de final de un largo artículo. La batería de ideas es efervescente. Pese a los pensadores, muchos de ellos obligados a pensar por los liberales, los planteamientos libres merced a la red son la llave que vuelca ese para muchos inexpugnable rubicón que supone el pensamiento único. El pensamiento de que todos los terrorismos son iguales, encarnado por Aznar es catastrófico. Algunos creen que han de ir mucho más allá para afianzar su liderazgo, es el síndrome de Moncloa. El más afectado por este virus, contagioso sin duda, que es Mariano Rajoy, que fue más allá de lo pensable en el vuelo de regreso de Singapur a Madrid: "no hay que buscarle razones, ni justificaciones ni argumentos, ni hacer análisis de por qué los terroristas son terroristas, por qué privan a los demás de la vida y se erigen en jueces de sus derechos y libertades". Al estilo de lo más primario, Rajoy es hoy un ente con pensamiento, grande y libre: "Nadie acusa al primer ministro británico de imprevisión, nadie lo criticó; nadie le pidió informaciones en tiempo real y la oposición se mostró solidaria con el Gobierno". Quien cree el señor Rajoy Brey que alguien hizo algo de lo que él afirma, quién acusó en esos tres días al Gobierno de imprevisión. En cuanto a quien pidió información a tiempo real al Gobierno basta con recordar que desde el 11M hasta el 13M la información a tiempo real la marcó Aznar López, asesorado directamente por el señor Arriola, y cuyo Secretario de Estado para la Comunicación, Javier Zarzalejos, hermanísimo y presunto filtrador a un diario abecedario. En Londres lo que no ha existido es la ofuscación interesada por arbitrar la autoría, antes de que lo hicieran los expertos en lucha antiterrorista. En España con los atentados del 11M nunca antes un Gobierno había atribuido la autoría en tan poco tiempo. Es cierto que había indicios fundados para creer al Gobierno, pero no menos acertado era pensar que antes de explotar las bombas no había terciado ninguna llamada de aviso, algo que hasta ese día jamás había dejado de hacer ETA. En el arte torticero de cubrirse sus espaldas, el que era Presidente echó a su guardián Acebes a los medios para borrar cualquier duda en le caso de que las hubiera diciendo lo siguiente: "[es] absolutamente intolerable cualquier intoxicación que vaya dirigida por parte de miserables a desviar el objetivo y los responsables de esta tragedia". El Gobierno británico en ningún momento ha precipitado en señalar a unas o a otras direcciones. Tanto el Presidente, como los ministros del Interior y de los Asuntos Exteriores, han pronunciado declaraciones institucionales dejando el peso de la investigación y la difusión de datos a las fuerzas de seguridad. No es que hayan dejando el timing informativo a terceros, a los hechos hay que remitirse de que el apagón y el silencio de los medios han permanecido operativo hasta ayer. La tentación que todo Gobierno tiene cuando se dan catástrofes de este tipo es la de amasar los datos, aprovechando que todos están anestesiados por el shock, es propio de todo poder. En nada estoy de acuerdo con la comparación que los medios de la derecha española (COPE, EL MUNDO, ABC, LA RAZÓN, LIBERTAD DIGITAL, PERIODISTA DIGITAL, EL CONFIDENCIAL, ANTENA 3 TV, TELEMADRID, POPULAR TV...) han hecho estos días al alabar a los partidos políticos y a la sociedad. Resulta repugnante sojuzgar el comportamiento de una sociedad desactivada en estos días, acción-reacción es una idea fuerza que habrá que ver en el tiempo. Cuando han pasado ya seis días aún se desconoce la cifra total de muertos. El número de muertos es un factor fundamental. ¿Al Qaida nos ha acostumbrado a reaccionar a partir de atentados con más de... tantos muertos? Parece como si una muerte no fuese tan dura como 100. Pero ni mucho menos hay que atribuírselo al terrorismo árabe, es en mi opinión la sajonización que llevamos padeciendo desde los atentados del 11S. El mismo día que Londres había reventado hubo un testimonio que me hizo pensar esto. Un señor dijo que no era tan terribles los atentados porque ni mucho menos había el número de muertes que en New York o en Madrid; ese día, Scotland Yard daba dos confirmadas. No debe extrañarnos, por tanto, esa reacción. Menos aún la que tenemos antes el río de muertos día a día que hay en Irak o en otros países africanos: a quién le importa. ¿Qué valor tienen los cadáveres iraquíes frente a los británicos? Esto también es en cierto modo superioridad de raza. Creo que no estamos solos. Ante el dolor de los demás es el espejo en donde mirarnos para evitar que el genocidio continúe. La manera de combatirlo es como miembros de la comunidad ciberpunk escriben. Y en ese sentido, para remachar este clavo correoso quisiera destacar el artículo que Mouna Naïm escribe en Le Monde. Es un resumen de lo que han editorializado en algunos países árabes: "Pronto o tarde, después de los atentados de Londres, voces en el mundo árabe iban inevitablemente a recordar a las autoridades británicas que tuvieron culpa de no escuchar las advertencias que les iban dirigidas con respecto al asilo concedido al islamistas. Momentáneamente, los Gobiernos se abstuvieron de hacerlo, limitándose a expresar el horror que les inspiraban tales actos. Bien antes de ser ellos mismos, desde 2003, en particular, el objetivo de atentados terroristas, [mientras que países como]Arabia Saudí, Egipto o también Marruecos, no había dejado de reclamar a Londres la extradición de extremistas `radicados allí]. En vano, en la medida en que estos opositores a los regímenes por lo menos totalitarios existentes en sus países respectivos se beneficiaran del habeas corpus, donde no se habían vuelto culpables de ningún crimen o delito en territorio británico y donde la extradición a sus países los exponía a las peores violaciones de los derechos humanos. [Por eso] Riad se limitó, el sábado 9 de julio, a proponer su "ayuda" a las autoridades británicas. Uno de los más famosos editorialistas de la prensa saudí, Abdel Rahman Al-Rached, no obstante no se desconcertó de similares pudores. "Desde más de diez años", escribía el sábado en su columna del diario Al-Sharq Al-Awsat, "yo mismo y otros hombres de letras árabes no habíamos dejado de poner en guardia contra el peligro laxismo (...) hacia el extremismo que se extendía en la comunidad musulmán británica y entre los inmigrantes". Teníamos dificultades a comprender porqué las autoridades otorgaban el derecho de asilo a personas sospechosas o implicadas en crímenes que dependían del extremismo. Porqué se concedían algunos visados a árabes condenados en sus países para crímenes políticos y de extremismo religioso. "Porqué han obtenido el derecho de entrada y, para algunos, el derecho de asilo. Y porqué se mantenían por cuenta de la princesa. Eso tiene es de generosidad estúpida, cualesquiera que sean los argumentos políticos o jurídicos alegados (...). el extremismo es un mal contagioso" que conduce "a la ruina".

P�talos de acero (historietas de otro tiempo)

Petalos de acero (historietas de otro tiempo)