sábado, enero 14, 2006

El buen estilo del periodista

En el comentario anterior os explicaba lo que la radio era para mí. Sin olvidar ese medio, el periódico es el otro patrón de consumo obligado desde que era muy mico. Después vendrían amores y odios con la televisión, que hoy se convierten en indiferencia pues apenas la veo, pese a que me gustaría ver cosas buenas que aún hay. Y la red, madre de todos nosotros. Internet es una madre joven, precoz, pero su fuerza enorme supera cualquier cosa. Es la aldea global de todas las corrientes. Fantástico sitio. Pero volviendo al periódico os cuento que de muy pequeño me eduqué más con Diario 16, cuando era el estandarte de los demócratas, y al mismo tiempo, pero con menor fruición, con el El País. Antes de que aprendiera nada de la estructura de los periódicos me impresionaba y a la vez seducía que ese periódico abriera con las páginas de la sección Internacional. Me parecía que allá en otros confines se cocían cosas tanto a más grandiosas que las de nuestro país. Y como ya os he dicho aunque no fuera un incondicional, de vez en cuando le pedía a mi padre que me lo compara. Diario 16 cerró cuando este siglo abría los ojos, o lo cerraron, nunca se sabe, merced a expolios, a pedrojotas, o a la incompetencia del Grupo Voz. Para entonces ya era un impenitente lector del diario del Grupo Prisa. Creía en la línea editorial y lo mejor: apreciaba el buen estilo y a los maravillosos periodistas y columnistas de ese medio. A unos más que otros porque os confieso que suelo leer a ciegas a Segurola, Carlos Arribas, Fernando Gualdioni, Miguel González, Javier del Pino, Carlos Yárnoz, Miguel Mora, Juan Cruz, Vargas Llosa, Herman Tertsch... y lo demás según el calado informativo y el titular –qué importante y qué difícil es saber titular–. No quisiera convertir esto en un comentario jabonoso y presuntuoso del diario El País y de tirarme el folio con mis escasos conocimientos adquiridos de la profesión de periodista. Lo que os quería comentar es que hoy en la edición de el país punto es me encuentro con esto, que más abajo podéis leer, o en el enlace con el digital que os dejo en este paréntesis (ver página): Mal periodismo El artículo Manual del buen golpista, publicado ayer por Avui, es más bien un manual de mal periodista, la demostración de cómo se escribe cuando faltan argumentos o ideas y se recurre a la provocación mediante el insulto. No dice nada sobre los militares, sino sobre este periodista en particular y sobre la capacidad de sus jefes en la redacción del periódico a la hora de saber distinguir un artículo pésimo y además, zafio y, maleducado. Por eso, quizás, el Avui es uno de los diarios menos vendidos en Cataluña: porque publica malos artículos, malísimos. Resulta muy cansado y produce pesadumbre tener que insistir en que este tipo de periodismo basado en el insulto y la tontería no es nuevo (se ejerció sobre todo en el siglo XIX, no solo en España, sino en todo el mundo), pero que se suponía que poco a poco, en el siglo XX y ahora en el XXI, se había ido abandonando como consecuencia de la extensión de la educación básica y de la buena alimentación. Lamentablemente, en España ha sufrido un nuevo renacer, no solo en algunos ejemplares de la prensa escrita, sino, sobre todo, en algunas emisoras de radio. Qué se va a hacer. Sumemos el nombre de Iu Forn a la lista de periodistas guerracivilistas, empeñados en ocultar sus insuficiencias profesionales con el uso a diestro y siniestro del insulto. Qué aburrimiento...- EL PAÍS

1 comentario:

Moeh Atitar de la Fuente dijo...

El insulto no sirve de nada, y menos en periodismo (o en los medios). Allí el insulto queda multiplicado y amplificado. Es siempre una grave irresponsabilidad, venga de donde venga. Critíquese todo, pero con respeto.