viernes, septiembre 16, 2005

Rajoy, los niños y otras cosas

Adivina quien escribe esta tarde... Creemos sinceramente que las palabras de Mariano Rajoy representan un profundo error. La llamada “etapa negra de Aznar”, esencialmente el final de su segundo mandato, fue, en realidad, el momento en el que España volvió a ser considerada como una nación importante y respetada en el mundo, después de dos siglos de automarginación de lo que ocurría en él de importancia. El problema del PP no es que se hable mucho del pasado, sino que se habla poco o nada. Metiéndolo en el baúl de los recuerdos –y con Rubalcaba y compañía en el poder– será un milagro que el ideario popular no se parezca cada día más al centrismo insulso y al PSOE. ¿Es eso lo que esperan sus diez millones de votantes? El silencio, es el silencio de los corderos. Y ya sabemos dónde van a acabar sus días estos animalitos. Al matadero. Señor Rajoy, no es Irak el problema; ni el 11-M. El problema es el PSOE. Flo-ren-ti-nos, Flo-ren-ti-nos Reflexión Escribió Bidatz ayer en mi último post: Un cachete a veces, solo a veces, soluciona muchas cosas. Creo que en mí me jodió tanto que a los díscolos nos dieran tanto que reniego de todo castigo. Creo que prohibido prohibir y aceptado pegar es entrar en un límite donde las cosas rozan con la frontera de lo intolerable. Claro que una voz a tiempo y un azote como símbolo más que como daño pueden ser a tiempo una buena terapia, de acuerdo. Pero no me cansaré de recurrir a la pedagogía, al ejemplificar con otros ejemplos que eso está mal. Al mundo le falta pedagogía y formación para hacernos comprender que una mano de hierro debe llevar un guante de seda. No quiero mezclar cosas pero aún recuerdo el día en que a mi madre le dio la crisis que le puso en una lenta agonía durante casi un mes. Horas después nos dijo uno de tantos médicos que por allí pasaron y que sabían qué había sucedido que no podían hacer nada y que tampoco podían vigilarla en la UCI porque aunque a ella le podía repetir la crisis y morirse no reunía las condiciones para estar monitorizada. Entonces declaré un estado de rebelión interior. Aquella crudeza no tiene que ver con la de un azote. Puede ser que estemos ante dos formas de avisar alto y claro que eso no está bien y que por ese camino no va bien, pero ni con esas palabras de esos médicos y, a veces, con los azotes llegamos adónde queremos. A los niños les cuesta aceptar que algunas cosas que hacen no están bien, pero si se lo explicas y si se le enseña con hechos que premien su comportamiento favorable a no volverlo a hacer más estaremos ayudando a que un elemento de la futura sociedad piense que las cosas no se solucionan de manera venal o agresiva. Para construir un mundo mejor hemos de educar a nuestros niños mejor.

1 comentario:

Vomitaciones desde fuera dijo...

Muchas gracias a ti por mostrar tus pensamientos. De eso se trata, de crear multireferencias. La monotonía es derrota.
Un beso