El único final que conozco de verdad, y bien inevitable es, nos deja a los que quedamos llenos de dolor y pocas explicaciones razonables. Una semana de silencio desde que muriera mi tío José, y a un día del primer aniversario de lo mejor que tuve –y tengo–, es suficiente tiempo como para caerse y levantarse decenas de veces.
Mi carácter me lleva a esto, el cataclismo parece que está superado, con el final de los exámenes y el de los cinco días regulares –como el ejército– espero remontar, no como el Real Madrid, je, je... con su propaganda negra.
Esta tarde he consumado el toque ese de locura que cada poco tengo. Me he apuntado a los programas de entrenamiento para el Maratón Popular de Madrid del 30 de abril. 42 kilómetros y 192 metros que no pienso hacer de una sola vez, puesto que no participaré. Os explico, ese día se casa uno de mis mejores amigos en Roquetas de Mar. Pero el misterio está en seguir hasta ese día un programa exhaustivo, controlado por entrenadores, podólogos y fisios... qué bonito, eh. Cada domingo habrá un meeting en la Casa de Campo, motivo de motivación será ver a la crema de los fondistas españoles allí, con nosotros, animándonos, porque de correr supongo que nada; eso espero. Arturo Casado, Chema Martínez..., hum, suena bien. En medio de esto dos carreras previas, dos medias maratones, en marzo la Universitaria, en abril la de Madrid. Espero que vayáis, a darme bidones supervitaminados, con eso seguro que llegaré al final. Todas las veces que he salido he llegado, que gilipollez, verdad, no, no lo es, porque doler duelen muchas partes del cuerpo y, a veces, los tirones, terminan por matar al muñequito. Espero que a mí no.
Otro final que parece haber llegado es el del PP. Gracias a gente como sus obispos –Calígula incluido–, curas –con eso de que las mujeres tienen la lengua muy larga y que por eso se merecen dos ostias bien dadas– y su ejército regular, en cuyas huestes hay señoronas del barrio de Salamanca o como si lo fueran pidiendo firmas, imagino que a señorones, aunque después de que esta tarde solicitaran un autorretrato mío, lo dudo; tropas también de creativos de gramola y celulosa –Ausonia elástico mamá, muy absorbente la, la, la– que idean campañas publicitarias contra Catalunya –sí, sí, es mi opinión, pero para muestra recordar aquella mujer de Cádiz que preguntaba si allí se firmaba contra los catalanes– como la de Andalucía. Queipo o Varela –generales de mala madre– lo hubieran hecho peor, seguro, al menos yo no había oído antes cosa igual.
La Política Putrefacta, de la insidia y el insulto, fluye ahora de la metástasis al óbito de un partido conservador para refundarlo en una CEDA con el apéndice lerrouxiano de Radical. En este tiempo que pase hasta consumarlo a Zaplana, Acebes y Rajoy se les habrá puesto bigotón entrepelado, suficiente para que vuelva Baldomero y ponga testimonio gráfico a la efeméride.